Corrían los primeros meses del año 1429 cuando finalmente, tras varias propuestas, Juana de Arco sería recibida y oída en audiencia por Carlos VII, el Delfín de Francia.
Ella le trasmitiría el mensaje divino que había recibido de lo Alto: Juana debía unirse al ejército francés y recuperar los territorios ocupados por los ingleses como consecuencia de la guerra de los cien años. Así comandaría y combatiría junto el ejército francés que triunfaría en Orleans para finalmente, salvar y unificar Francia.
Ella será la artífice de devolver la corona al verdadero Rey de Francia, quien sería coronado ese mismo año. La historia es ya conocida así como la valentía y la convicción de la joven heroína. Muchos años más tarde, a pesar de haber sido condenada a la hoguera y de haber sufrido ese martirio, Juana de Arco será nombrada Patrona de Francia y elevada a los altares por la Iglesia Católica.
Qué movió a Juana a hacer lo que hizo? Sin duda su fe ha jugado un papel preponderante pero, dejando de lado esta cuestión, podríamos decir que fue la esperanza y la ilusión lo que animó a aquella campesina de tan sólo 17 años a colocarse una armadura, montarse en un caballo y emprender semejante epopeya.
Todo compromiso que asumimos va, necesariamente, de la mano de la esperanza. No solemos ver gente comprometida con cosas en las que no cree. Cuando uno se compromete, al menos en el momento de hacerlo, lo hace esperanzado de que esa causa en la que se ha involucrado llegará a buen puerto.
Al fuego que motiva y acrecienta esa esperanza, porque está fundada en ella, le llamamos ilusión. Es la ilusión lo que nos mueve a tener esperanza.Las personas, cuando asumimos el compromiso de unirnos en pareja para avanzar y crecer juntos, lo hacemos esperanzados en ello. La pregunta es obvia:
Estás ilusionado con tu relación? Se nota la ilusión en detalles concretos con ella/él en tu día a día?
La ilusión hace referencia al futuro -nadie se ilusiona con el pasado- y para que ella se mantenga hay que alimentarla, hay que agudizar el ingenio para que permanezca viva. Recordarás las mil y un hazañas realizadas cuando estabas de novio/a; el tiempo dedicado a estar con el ser amado –siempre se nos quedaba escaso!!-; los cientos de detalles que hacías pensando en ella/él; etc., etc.
compromiso
Si se quiere querer, se deben cuidar los detalles de cariño y para ello –bendito círculo vicioso- hay que comprometerse.
Vuelve a desempolvar esos detalles que alguna vez habrás practicado: Perdona (no eres infalible).
Piensa bien y justifica los malos entendidos. Sonríe (verás la vida de otro color). Sé cariños@ (eso une mucho). Mira a los ojos (redescubrirás todos los días a la persona que amas…aunque el sentimiento no esté presente). Sé servicial (primero ella/él, después yo).
Esta son las cuestiones que te harán feliz.
Renueva tu compromiso -con él, con ella-, y de esa manera volverás a ilusionarte y reavivarás la esperanza…y al igual que hizo Juana de Arco, emprenderás la aventura del matrimonio ganando todas las batallas de la vida.
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