La familia es una institución que está menospreciada y desdibujada en la sociedad de nuestros días. No reflexionar sobre ello, puede llevarnos a efectuar planteamientos erróneos con consecuencias nefastas en nuestras vidas
Enrique Ulecia nos plantea que, la familia por sus lazos naturales, la familia favorece el desarrollo de una dimensión única de la persona: el desarrollo del fuero interno y, al mismo tiempo, de las virtudes humanas que toda sociedad necesita. Sin la familia sería tremendamente difícil lograr el pleno desarrollo personal de aquellos hábitos operativos buenos. la-familia
Templanza, fortaleza, prudencia y justicia son valores esenciales en la educación de los hijos. Para que las dos primeras arraiguen en los hijos con fuerza, resulta necesario educar en la reciedumbre, que los hijos aprendan a gobernarse, a no vivir a merced de los caprichos, a vencer las resistencias a las que de forma habitual se han de enfrentar.
DESARROLLO
Una manera eficiente y práctica de hacerlo, es aprovechar las acciones cotidianas de la vida. Para ello, la receta infalible, no es tanto enseñar lo que queremos que hagan sino vivir aquello que, como padres, queremos transmitir.
La psicología moderna ya da por sentado que las personas aprenden, en primer lugar, del ejemplo de los que están a su alrededor, a andar, a hablar y sobre todo en lo que atañe a sus valores morales.
Que nuestros hijos sepan –y sientan- que son nuestra mayor preocupación es sumamente importante.AMOR Y FAMILIA
Chesterton argumenta que el mayor enemigo del amor y la familia es uno mismo. Es la falta de crecimiento interior, la pobreza de espíritu, el aburrimiento y la frivolidad, la asombrosa ausencia de imaginación, la que lleva a hombres y mujeres a desesperar de la familia y del matrimonio o, por lo menos, de su familia y de su matrimonio tal como lo experimentan. Estar aburrido revela hastío, rechazo, inhibición, predisponiendo nuestro ánimo al abotargamiento, y de ahí a la frivolidad hay solo un paso.
Lo bueno merece ser valorado, expresa Javier Escrivá. Matrimonio y familia conforman y aportan una función estratégica insustituible para el bien común de la sociedad. Reconocer ese valor no es otorgar privilegios sino respetar la justicia.
La familia tiene unos rasgos específicos y un carácter previo respecto a las demás realidades sociales, y en consecuencia se le debe respetar su autonomía originaria, que se extiende hasta lo necesario para la consecución de sus fines.
Por ser la maternidad y la paternidad relaciones de origen. Por la condición de los hijos al ser engendrados y concebidos. La primera responsabilidad sobre los hijos recae en los padres. A ellos corresponde la patria potestad y el primer deber y derecho en lo que se refiere a educación. A ellos corresponde también la primera protección de la salud. No en cuanto a los medios sanitarios, sino en cuanto a las decisiones pertinentes.La familia transmite libertad, enseña libertad y protege libertades. Trasmite, enseña y protege libertad hacia dentro de ella misma pero también lo hace dentro del contexto social. La sociedad y el Estado reciben de esta función un beneficio difícil de medir. No es desproporcionado que faciliten su ejercicio.
Reflexiona y sueña la familia para contribuir a revalorizar la sociedad.
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