Hace unos días, oí un audio en el cual se alababa la actitud de un personaje de una película infantil -aunque no es sólo para niños- y me hizo pensar
El filme producido por Pixar y lanzado al mercado por Walt Disney es Toy Story, y el agraciado es Woody, el muñeco cowboy que lidera una pandilla de juguetes cuyo dueño es Andy, un niño preadolescente de una familia americana.
Probablemente hayas visto algunas de sus 4 entregas y conozcas a quién me refiero. Resulta que nuestro pequeño vaquero tiene un doctorado “cum laude” en la materia amistad. En todas y cada una de sus presentaciones, ha dejado lecciones ejemplares sobre el compañerismo, el sacrificio, el desinterés y el olvido de uno mismo por el bien del otro.
Como ya conoces, en este breve espacio que la editorial nos regala, trato de trasladar estas ideas a nuestra vida diaria, a nuestras rutinas y entorno y aplicarlo, concretamente, a la relación con nuestros seres queridos.
Me hizo pensar, sobre ello y de cómo y cuánto soy amigo de mi esposa…
El hecho de estar casados y/o convivir no garantiza que haya amistad. Ser amigo del cónyuge, definitivamente no es algo que se de por la simple existencia de una libreta de matrimonio. Luchar por lograrlo es un gran desafío y una de las claves para un matrimonio feliz.
El gran y controvertido filósofo alemán Friedrich Nietzsche, escribió: “No es la falta de amor, si no la falta de amistad la que crea matrimonios desgraciados”.
Hay un amigo en mí
FAMILIA
y tú, ¿eres amig@ de tu pareja?
Eres capaz de sacrificar tus intereses, tus gustos, tu beneficio por la persona con la que has decidido formar una familia?
Si te dijese que los matrimonios felices están basados en una profunda amistad, ¿qué pensarías?
La amistad en el matrimonio es receta segura para una buena relación.
En general se piensa que el aspecto más necesario para que perdure una relación es la pasión. Sin embargo, como intuirás, el amor es algo más completo y más complejo que una atracción. La pasión se ve afectada día a día por muchas variables. El estrés, el cansancio, la depresión, la intensidad del día, los afanes que requieren los hijos, la falta de tiempo, las enfermedades que la deterioran…
Así, la pasión va y viene y es más bien inestable. Por el contrario, la amistad es más sólida y aunque está sometida a los mismos problemas que pueden jugar en su contra, es más difícil que se afecte. Es más resistente. Es un hueso duro de roer.
Obviamente ser amigos es mucho más que compartir una diversión o contarse de vez en cuando un problema. La amistad en una pareja es la que permite que los cónyuges se conozcan íntimamente, conozcan sus gustos, sus personalidades, sus esperanzas y sus sueños. Es también, la que permite que tengan gran consideración el uno por el otro y expresen su amor no sólo con grandes gestos, sino con pequeños detalles cotidianos.
MAS EDIFICIO
El cónyuge amigo, se transforma en la primera persona que se busca siempre para todo: para pedirle un consejo, hablarle de los anhelos, manifestarle las preocupaciones, las necesidades y las penas, para pedirle apoyo, compañía, un abrazo y un beso…
Ser amigo del cónyuge es compartir triunfos y fracasos. Es admirarse mutuamente y respetar los respectivos espacios.
Como amantes (amor de Eros), a los esposos les gusta mirarse a los ojos y hablar de ellos mismos y de su amor. Como hermanos (amor de Ágape), los esposos se ayudan mutuamente mediante la generosidad, paciencia, ternura y perdón. Pero como amigos (amor de Filia), a los esposos les gusta charlar de sus sueños, sus proyectos, sus gustos, sus temas de interés. Aprecian lo diferente y comparten lo común.
Pero nada de esto se consigue sin esfuerzo.
En varias oportunidades, nuestro amigo Woody rompe su zona de confort en pos de la adaptación a una nueva perspectiva que cambia su vida.
Tomás Melendo, filósofo español de nuestros días, en su artículo “Un matrimonio feliz y para siempre”, nos da unas pistas para fortalecer la amistad en el matrimonio:
Hay un amigo en mí
Estar en los detalles
Se dice que el amor vence a la muerte; pero, a veces, una mala costumbre sin importancia vence al amor. Los detalles están en grandes cosas como la puntualidad, la dedicación a la familia, la preocupación por la apariencia…Hasta pequeños gestos de ternura y de atención. Con todos ellos se forja la amistad.
Hay un amigo en mí
Todos responsables
El amor es cosa de dos y el matrimonio también, entonces también lo son las obligaciones familiares, la educación de los hijos y todo lo relativo al hogar. Esto no implica un porcentaje fijo de asignación de tareas, de hecho habrán muchas circunstancias que determinan la función de cada miembro en la familia. Sin embargo, la convivencia armónica y pacífica, depende de todos y es lo que permite que se forje una verdadera amistad.
AMOR
Nutrir el amor
El amor se alimenta de minúsculos gestos y atenciones. Evitar las pequeñas cosas que molestan al otro y por el contrario buscar realizar aquellas que le gustan, es un lindo gesto de amistad.
HUMOR
Mantener la alegría y el buen humor
Estos son como un lubricante para que la vida matrimonial discurra sin atascos. Es clave, por ejemplo, celebrar fechas importantes y también buscar motivos para festejar y crear ritos familiares. Estas son costumbres que entre amigos no pueden faltar.
Hay un amigo en mí
No tener miedo a las discusiones
Una pelea puede ser muy constructiva. Y cuando esta se da entre dos buenos amigos como son los cónyuges, el ideal es que no incluyan faltas de respeto y vengan con una pronta reconciliación. Busca ser amig@ de tu pareja, provoca su encuentro y dedícale tiempo a cultivarla. Haz tuya la canción que acompaña a Toy Story desde su primer episodio y, él/ella, verá que “Hay un amigo en mí (ti)”.
Comments: no replies