Y así lo ha corroborado la ciencia, al que agradece, la felicidad le “florece” Agradecimiento y felicidad
Agradecimiento y felicidad
Varios estudios han demostrado que las personas agradecidas son más felices que las personas que no lo son, incluso aunque aparentemente tengan menos motivos para serlo.
Pero antes de continuar leyendo, te voy a proponer algo: tómate un momento para pensar en un motivo por el que sientas un profundo agradecimiento, pero atención, piénsalo no solo con tu cabeza, sino como si pudieras sentir ese agradecimiento con todas las células de tu cuerpo… observa las sensaciones que se producen dentro de ti. Y después sigue leyendo…
¿Cómo te has sentido al conectar con el agradecimiento? Si has conectado de verdad, estoy segura de que un simple “me sentí bien”, se te queda corto.
¿POR QUÉ SER AGRADECIDOS MEJORA NUESTRO BIENESTAR?
La neurociencia explica que básicamente es porque no podemos sentir gratitud y angustia al mismo tiempo, son incompatibles para nuestro cerebro.
Cuando nos sentimos agradecidos se activa nuestro sistema de recompensa en el cerebro, localizado en el “núcleo accumbens”, responsable de las sensaciones de bienestar y placer de nuestro cuerpo. Liberamos “dopamina”, un neurotransmisor que aumenta nuestra sensación de placer, generamos también “oxitocina” que estimula el afecto y la tranquilidad, lo cual disminuye la ansiedad, el miedo y las fobias.
Por lo tanto, algo tan sencillo como “entrenar la gratitud” nos va ayudar a generar mayor bienestar y una mayor cantidad de vivencias agradables en nuestro día a día.
¿ENTONCES POR QUÉ AGRADECER A VECES NOS CUESTA TANTO? Agradecimiento y felicidad
En muchos casos es simplemente por falta de consciencia, se puede resumir en: “no nos damos cuenta de los que tenemos hasta que lo perdemos”. Habitualmente nos acostumbramos, normalizamos e incluso damos por hecho continuamente a lo largo del día, muchísimos motivos para estar agradecidos… ¿Te suena? ¿Por ejemplo, serías capaz ahora mismo de enumerar tres motivos para estar agradecido que normalmente no valoras?
Por “buena educación” nos pueden haber enseñado a decir gracias, pero paradójicamente se convierte en “una mala educación” cuando solo queda en ese protocolo de dar las gracias porque es lo correcto, sin llegar a sentir realmente la experiencia de agradecer. Por eso, en lugar de obligar a los niños a dar las gracias, podemos cultivar en ellos la experiencia íntima del agradecimiento y desde ahí expresarlo.
Cuando la persona a la que estamos agradecidos ya no está entre nosotros y no le pudimos agradecer algo que sentimos era importante, igualmente podemos experimentar esa sensación profunda de agradecimiento y expresarla escribiéndoselo en una carta o mediante alguna acción. Puede ser una experiencia muy sanadora.
Nos damos cuenta después de un tiempo, de lo agradecidos que estamos a esa persona. Qué maravilloso es darnos cuenta y permitirnos sentirlo y expresarlo.
A veces creemos que decir “gracias” sentimos que no es suficiente. Y queremos mostrarlo de otra manera y no solo con palabras. En algunos casos podemos incluso llegar a tener la sensación de quedarnos “endeudados” con esa persona… Agradecer honestamente desde el corazón, “saldará” esa sensación de deuda que podamos tener.
Puede ocurrir que nos dé reparo, o vergüenza que nos ayude alguien que consideramos “inferior” o con “menos recursos” que nosotros… en ese caso, se nos brinda una gran oportunidad para aprender algo relacionado con nuestro ego y nuestros prejuicios.
Agradecimiento y felicidad
Cuando el agradecimiento no está dirigido hacia alguien en concreto, sino hacia algo más abstracto, puede que no sepamos cómo expresarlo o nos sintamos ridículos haciéndolo. Por ejemplo ¿cómo dar las gracias al sol por su luz y calor? ¿o a la tierra por acogernos y brindarnos sus alimentos? También nos puede resultar extraño dar las gracias una situación, ¿a quién doy las gracias por haber nacido aquí, que no hay guerras, que tengo mis necesidades básicas cubiertas? ¿cómo doy las gracias por sentirme afortunado? Este tipo de agradecimientos han sido pilares de civilizaciones y religiones. Generación tras generación han cuidado la llama que surge del agradecimiento mediante rituales y costumbres que invitan a esa experiencia íntima, transformadora, incluso sagrada.
Si te pregunto ¿qué cambia en tu vida si haces o dejas de hacer ejercicio?, la respuesta es bastante evidente ¿verdad?. Y ahora: ¿cómo crees que puede cambiar tu vida si practicas diariamente el agradecimiento?
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