Si la tradición de los Carneros de Tigaday parece que suponen un nexo entre Canarias y su pasado norteafricano, otras tradiciones como los Mataculebras, en el municipio tinerfeño de Puerto de la Cruz, ponen de manifiesto las intensas relaciones culturales entre Canarias y América
Los Mataculebras
Los Mataculebras
Este ritual, según los estudiosos, llegó a Tenerife a finales del siglo XIX de la mano de emigrantes retornados desde Cuba que trajeron consigo estos bailes propios de las sociedades secretas de esclavos negros (llamados ñáñigos) que luchaban contra la esclavitud.
Un grupo de hombres negros son comandados por un mayoral blanco armado con un látigo, e intentan matar una culebra que simboliza al diablo mientras entonan una letanía repetitiva (Cabezón, son, son; Que la culebra la mato yo). Constituye una representación de la lucha entre el bien y el mal. Y representa una crítica feroz al sistema esclavista que imperó en Cuba hasta finales del XIX. Constituye uno de los actos centrales del Lunes de Carnaval.

El Mataculebra en un ritual afro-cubano que pervive en el Carnaval del Puerto de la Cruz. Llega a Tenerife a finales del siglo XIX de manos de los emigrantes tinerfeños que regresaron a Cuba, se cree que fue introducido por Manuel Díaz, más conocido como Manuel Catalina, quien lo representó por las calles portuenses y otros puntos de la isla de Tenerife.
La tradición se mantuvo hasta mediados de la década de los 80 del siglo XX. El Área de Cultura del Puerto de la Cruz, comenzó a rescatar el mataculebra introduciéndolo en los colegios.
Este ritual era característico de las comparsas ñáñigas, propias de las luchas por la libertad de los esclavos en la Cuba del siglo XIX. Fue una expresión burlesca contra la injusticia del sistema esclavista. Los esclavos africanos aportaron a la cultura de la isla caribeña de Cuba un ritual que escenifica la lucha contra el mal.