Diferentes estudios han confirmado que el lunes de la última semana de enero es el peor día del año; cuando las personas se deprimen más, las preocupaciones las agobian y se divorcian con más frecuencia
Mejor en Canarias
Ante eso, las Islas Canarias se presentan como un lugar ideal para recuperar la motivación y el brillo personal. Su clima, el sol y el mar aparecen como los mejores revitalizantes naturales.
El peor día del año existe. Ese día en que todo parece ser nefasto, deprimente, donde los pensamientos nacen ensombrecidos, el futuro no se ve claro y el clima es opaco. Esa jornada, dirigida por la ley de Murphy, existe. Según estudios y análisis estadísticos ese día es el lunes de la última semana completa de enero. Y cada año se repite inevitablemente. Según el portal británico Divorcedepot en ése día negro se presentan el doble de solicitudes de divorcio hasta el punto que algunos abogados británicos lo han catalogado como el Día del Divorcio.
Una estadística publicada por el rotativo Daily Mail revela que en este fatídico día se registra una cantidad cinco veces mayor de tuits relacionados con la culpa que siente la gente por abandonar los objetivos de vida sana que se prometía alegremente en fin de año. Son datos que maneja bien el psicólogo británico Cliff Arnal, profesor de la Universidad de Cardiff, quien desde 2005 ha elaborado una ecuación, cuyo resultado manifiesta con seguridad que ese día, y no otro, la meteorología se alía con la depresión, la motivación desaparece y los endeudamientos particulares caen como una bomba sobre el espíritu de la gente, a una semana de acabar enero, cuando hay que liquidar las tarjetas de crédito con el sobregasto de los regalos navideños. Ese lunes triste afecta especialmente al hemisferio Norte y particularmente a la Europa septentrional, donde el invierno contribuye decididamente a potenciar los efectos estadísticos de la negra jornada.
El remedio para un mal tan puntual, tan señalado, cuando todo se ve negro llega desde las Islas Canarias. El archipiélago es un reclamo real y promociona su poder revitalizante sin ambages. Canarias goza de una situación geográfica privilegiada, lo que algunos llaman la latitud de vida, ya que su meteorología es suave y estable: con un calor tropical aplacado por los vientos alisios y las
corrientes marinas frías, consigue un equilibrio único y constante en su clima. En sus islas luce el sol durante más del 90% de los días, la temperatura máxima no supera los 26-27ºC y la mínima no suele bajar de los 16-17ºC. Solamente ese dato permite suponer que las sombras de esa jornada negra que amenaza al parecer de forma inexorable a los europeos cada año, se puede evitar cambiando de sitio.
Destino revitalizador
Pasar ese día en las Islas Canarias, según algunos científicos, puede ayudar a recuperar el brillo interior a las personas deprimidas. La vitamina D que produce en el organismo la luz solar, cuando la piel está expuesta a sus rayos, favorece enormemente a la revitalización del cuerpo. Y además ayuda a aumentar la secreción de endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”, sustancias que colaboran en las sensaciones de bienestar del cuerpo y tienen efectos positivos sobre algunas afecciones cutáneas. Igual de beneficiosos se demuestran los baños en el mar y los paseos sobre la arena y las piedras volcánicas. El agua marina posee 89 elementos presentes en el organismo humano que se pueden absorber a través de la piel para nutrirse, mejorar la salud y provocar un efecto relajante que ayudará a recuperar el aspecto físico deseado.
Parece evidente que unos días de descanso, alejados del núcleo de los problemas personales, siempre abre el camino para la recuperación. Pero la revitalización es otra cosa. Significa lo que popularmente se llama “recargar las pilas”, volver a recuperar el brillo propio, físico y sobre todo mental;; el impulso que favorece la frescura de los pensamientos para emprender el futuro con la máxima motivación.
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