La isla de La Palma es un terreno silvestre, abrupto. Su origen agitado por las erupciones dejó cicatrices en la tierra que hoy marcan su geografía con volcanes semidormidos, barrancos profundos, corrientes de agua y acantilados
Todo el ambiente isleño respira vida natural a través de sus bosques húmedos y profundos. Pero en la costa oriental, a la altura exacta de la mitad de la isla, el paisaje se hace urbano. Allí, desde hace algo más de cinco siglos se levanta la capital isleña, Santa Cruz de La Palma, una ciudad que vive de cara al mar pero que disfruta de una arquitectura colonial que se hace evidente en su casco histórico: casas señoriales, iglesias o castillos son testigos de los orígenes notables de la población.

El tercer puerto de Europa
La Fundación de Santa Cruz de La Palma, en 1493, puso el punto final a la conquista castellana de la isla y fue contemporánea a la llegada de los españoles a América. A partir de esos primeros años la ciudad comenzó a disfrutar de los beneficios de su situación, como escala imprescindible entre el Nuevo Mundo, África y Europa. Se empezó a gestar entonces su grandeza.
A comienzos del siglo XVI Santa Cruz de La Palma se constituye, como otros puertos canarios de la época, en una encrucijada de rutas trasatlánticas, que permitía a las naves comerciales cargar y descargar productos y mercaderías, aprovisionarse, comerciar y continuar viaje hacia los puertos europeos. Su crecimiento e importancia la puso en el punto de mira de los piratas.
En 1553 un ataque corsario cambió la historia de la ciudad. El 21 de julio de aquel año cerca de 700 filibusteros franceses se adueñaron de la población durante nueve días, saqueando y destruyendo lo que encontraban a su paso.
A partir de ese asalto, la Corona del Imperio de Carlos I decide impulsar el puerto de Santa Cruz de La Palma. En 1558, meses antes de la muerte del monarca, se instala en la actual capital palmera el primer Juzgado de Indias. Esa institución atrajo a decenas de mercaderes y banqueros de todo el mundo para centralizar sus negocios en la isla. Este vertiginoso desarrollo llevó al pequeño puerto de Santa Cruz de La Palma a ser considerado, a finales del siglo XVI, como el tercero del Imperio español, después de Sevilla y Amberes.
CARNAVAL
El Carnaval Palmero, una gran fiesta
Una fiesta tradicional, creativa y original es el carnaval palmero,. que da vida a dos tradiciones fusionadas que se remontan al siglo XIX. Durante esa época las migraciones de naturales de La Palma a Cuba y. sus vinculaciones comerciales con la isla caribeña eran mayores que con la España peninsular.
La influencia de la cultura y la economía cubana quedó registrada en la historia y. más aún cuando los inmigrantes que probaron fortuna en las tierras insulares del Caribe volvieron a su hogar luciendo sus éxitos económicos. Los indianos, como se los bautizó, llegaban con sus fortunas,. de las que solían hacer ostentación en las ropas típicas, las costumbres y. sus posesiones y se transformaban en personajes identificables de la ciudad.
Hoy el carnaval de los Indianos escenifica ese desembarco con un desfile ostentoso, triunfal y muy divertido. Y se mezcla con la “guerra del talco”,. donde todos se lanzan harina y talco, quedando empolvados, enharinados o enjarinados. Como escribió el historiador y escritor José Viera y Clavijo, en su obra Los meses:
“ya arrojan al cabello limpios talcos,
ya al pulcro rostro harina y almidones”.

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