Volar en libertad sobre la isla de Tenerife ofrece vistas únicas Tenerife en parapente
Tenerife en parapente
Existen más de 40 lugares en la isla preparados para lanzarse en parapente dirigidos tanto a quienes deseen iniciarse en esta emocionante actividad como para los expertos.
El vuelo libre sobre montañas, pueblos y bosques con la inmensidad del mar en el horizonte es una práctica de deporte activo que tiene en la isla de Tenerife varias áreas frecuentadas tanto por los expertos como por quienes quieren iniciarse en el disfrute de experiencias excitantes.
El parapente es un deporte que encuentra en la isla, dominada desde las alturas por el Teide, una geografía adecuada para congregar a más de 200 pilotos regulares y una gran cantidad de aficionados locales y visitantes que le dan a esta práctica una reconocida popularidad.
Tres grandes áreas de Tenerife se erigen como las más apropiadas para el vuelo libre: en el norte, desde el Puerto de la Cruz y el valle de La Orotava, hacia el interior; en la costa este de la isla, desde Fasnia y Güímar internándose hacia las montañas, y en el sur, el área delimitada por Adeje, Arona y Los Cristianos.
Tenerife en parapente
Relacionadas con estas zonas existen algo más de 40 lugares de despegue en toda la isla.
Son muchas las empresas que brindan servicios de escuela y de pilotos expertos para facilitar la experiencia de volar en parapente en vuelos de iniciación, de 15 o 20 minutos; en vuelos individuales de nivel intermedio o en modo tándem – acompañado de un experto–, y en vuelos de distancia que pueden iniciarse cerca de la cumbre del Teide, despegando a más de 2.000 metros de altura, para aterrizar en la costa.
Si eres aficionado al parapente te brindamos a continuación algunas zonas de despegue con su información básica. Así podrás disfrutar, con tu mirada de pájaro, las laderas escarpadas plenas de pinares, las playas de arena volcánica, los valles de plataneros y decenas de paisajes espléndidos.
La Corona-Los Realejos
El despegue se encuentra junto al mirador, por la carretera que lleva a Icod el Alto desde Los Realejos. Está orientado al noreste y tiene 750 metros de desnivel.
Atención con las líneas eléctricas que bajan por la ladera a la derecha del
despegue. Se puede aterrizar en la finca Los Quintos, de los Realejos, pero solo en invierno. La Playa del Socorro es otro lugar de aterrizaje, pero también en invierno, cuando se encuentra vacía; en verano, cuando está poblada de bañistas, está prohibido.
Taucho-Adeje
En el sur de la isla, esta zona de despegue está a 795 metros y se orienta hacia el sur. Los aterrizajes pueden realizarse en un descampado, detrás del centro comercial Tropicana, o en la playa de La Caleta, pero solo en invierno.
Ifonche-Vilaflor
Ubicada junto a la carretera del Parque Nacional del Teide a 2.200 metros de altitud, esta zona está reservada para vuelos de expertos. Se trata de un espacio natural protegido de modo que previamente conviene informarse sobre las restricciones para despegar desde allí y también para respetar el paisaje. Existen además recomendaciones especiales, como volar con brújula y tener en cuenta el manto de nubes que cubre la zona, entre otras cuestiones meteorológicas a considerar.
Izaña
Se trata de un vuelo de planeo hasta la costa. Se puede realizar hacia el norte, en dirección a Puerto de la Cruz, o hacia el sur, en dirección a Güímar. Es un vuelo muy especial –muy importante considerar la información meteorológica antes de despegar– porque es uno de los planeos de mayor desnivel que pueden realizarse en Europa: comienza en las laderas del Teide, a 2.300 metros sobre el nivel del mar, para acabar en la costa. Los puntos de aterrizaje hacia el norte, en Puerto de la Cruz, se encuentran en la zona del faro o junto al campo de fútbol El Peñón.
Hacia el sur se puede aterrizar en la explanada de Güímar o en la playa del Puertito de Güímar, solo en invierno.
Es importante que te informes muy bien sobre la meteorología local para volar con seguridad. A pesar de unas condiciones meteorológicas generales excelentes, la isla tiene unas características muy especiales en cuanto a su régimen de brisas, condiciones cambiantes y sotaventos peligrosos. De modo que es recomendable, para evitar riesgos, ir a volar con los pilotos locales o informarse con ellos antes de despegar.
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