Hermigua baja desde Garajonay hasta el mar, derramándose en una alfombra verde de laurisilva, fayal-brezal y plataneras, para morir a los pies del viejo pescante batido por el Atlántico. Este valle, quieto y profundo, esconde gran parte de la historia de La Gomera y supone todo un encuentro para el visitante ávido de tranquilidad, ávido de lo más auténtico que puede ofrecer
Paso el túnel de la Cumbre camino del Valle. En San Sebastián de la Gomera, aquí conocida como La Villa, el sol lucía en todo su esplendor. Ahora, 5 kilómetros más adelante, las brumas del alisio se apoltronan en las cumbres y comienzan a teñir Hermigua con esa luz tan peculiar. Es como si quisieran tapar la visión al viajero primerizo de Hermigua, con promesas de otros amaneceres y otras luces.
Ruta desde La Carbonera
Comienzo el descenso desde La Carbonera por una sinuosa carretera que abandono a las primeras de cambio, es decir, en la pronunciada Curva de Parejo. De pronto, en un giro, dos altos monolitos formados por la erosión me salen al paso, son los Roques de San Pedro que presiden el llamado Valle Alto, mientras unos escaladores se afanan por coronar su cresta. Allá arriba –yo lo sé–, estos jóvenes que ahora cuelgan en un equilibrio imposible se encontrarán vestigios que los gomeros prehispánicos dejaron para que hoy elucubremos sobre su finalidad. Son círculos de piedra cuya razón de ser no está clara, aunque todo apunta a algún desconocido ritual mágico.
La costa
Un poco más adelante y tras derramar la vista por todo el Valle, desde El Serrillal hasta la Playa de Santa Catalina o del Palenque hasta Camacho, admirando la corona de verde oscuro que nos ofrece la laurisilva, me acerco a Los Telares, donde Maruca Gámez hizo de la restauración y el cuidado de las tradiciones, el leiv motiv de un próspero negocio de artesanía de obligada visita, ubicado en la zona conocida como El Convento, donde también podremos disfrutar del conjunto histórico de la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán. Algo más abajo, en el Barrio de las Hoyetas, podremos conocer también del Museo Etnográfico de la Gomera, un recorrido visual y pormenorizado del hombre y su simbiosis con el medio natural en La Gomera .
A mi derecha están las plataneras que divisé desde La Carbonera. Justo después del túnel de la Cumbre y que se extienden por el fondo del barranco. En ambas laderas del Valle, las huertas ganadas al risco semejan escaleras. Es la única forma de hacer cultivable un terreno abrupto pero a la vez fértil y agradecido que ha sido el motor económico de esta tierra gomera.
Historia y economía
Un motor económico que ha sido engrasado con el sudor del jornalero. Que aún hoy tiene que hacer trayectos interminables para depositar la piña de plátanos. En el camión que la llevará al empaquetado. Antiguamente el camión, que sigue siendo el mismo que hace 45 años. Bajaba por La Castellana y Santa Catalina y se dirigía al pescante que está cerca de Punta Gabiña. Donde un pequeño vapor capeaba las olas del Atlántico a la espera de su carga de fruta. Ya más adelante en el tiempo, se empezó a construir otro pescante. Cuya obra quedó inacabada –aún se puede ver—por mor de la Guerra Civil y la II Guerra Mundial así como la construcción de la carretera hacia la Villa.
Para conocer Hermigua es conveniente adentrarse en sus pequeñas calles y veredas. Conversar con sus gentes de la vida. Dejar que el gomero te muestre el profundo amor por su pequeña tierra. La más antigua y erosionada de Canarias y donde los volcanes y malpaíses han desaparecido para formar profundos e inaccesibles barrancos.
Es aquí donde el silbo gomero cobra todo su significado. Pudiendo hablar mediante este curioso sistema, de un barranco a otro y aún con toda la isla. Haciendo correr los mensajes entre los riscos.
Hermigua, el valle encantado de La Gomera. Es todo un mundo para quien busca el encanto de lo pequeño. La tranquilidad de lo auténtico, de lo místico de sus Roques y la afabilidad de sus gentes.
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Hermigua en la historia
Podríamos decir que Cristóbal Colón llegó a la Gomera por un asesinato acaecido en la Playa de Hermigua sobre el año 1480. Muy cerca del pescante, en la Playa de Santa Catalina, en tiempos de la Conquista, fue asesinado Juan Rejón, el conquistador de Gran Canaria, a manos de los mercenarios de Hernán Peraza, el Joven, un tiranuelo avasallador que sometió durante años a la isla de la Gomera hasta que los nativos del Cantón de Mulagua (Hermigua) guiados por Hupalupu –un anciano muy respetado en todo el Valle—y Hautacuperche, un valeroso guerrero, acabaron con su reinado de opresión y arbitrariedad.
Corría el año 1488 cuando el joven guerrero nativo dio muerte a Peraza con un dardo, en la cueva de Guahedun. Mientras este tenía una cita con la joven princesa Iballa. Antes de su muerte y tras asesinar a Rejón, Peraza el Joven fue llamado a la corte de los Reyes Católicos para ser amonestado, aunque la influencias de su familia impideron cualquier castigo, salvo el de casarse con Beatriz de Bobadilla, que se decía era amante de Don Fernando. Esta mujer, de misteriosa belleza, fue la atracción de Cristóbal Colón hacia la isla. Pues cuenta la historia que esta señora era además amante del genovés. Lo que da una idea de las frecuentes “aguadas” que este intrépido navegante realizó en La Gomera.Ven, Corre… disfruta Hermigua
En los últimos tiempos Hermigua se ha caracterizado por la promoción de los deportes de ocio activo. Las carreras de montaña (trail) y el ciclismo. Sin lugar a dudas, la orografía del municipio, unido a sus bellezas naturales, suponen el lugar ideal para desconectar. Caminando por unos paisajes imposibles. Dentro o fuera del Parque Nacional de Garajonay o haciendo unas rutas en bicicleta. Estas rutas que recorren también la exuberante belleza del bosque. De la Era Terciaria como es la corona forestal de la isla. El pulmón verde de la Laurisilva y que tiene su máximo exponente en el Bosque de El Cedro.
A instancias del Ayuntamiento de la localidad, se están llevando a cabo diferentes competiciones. Encaminadas a dar a conocer estos caminos y paisajes. Es el caso de la Carrera de Montaña Villa de Hermigua. Celebrada en el mes de Marzo y que supone el escaparate ideal. Para un pueblo que basa su futuro y progreso en la unión entre agricultura y turismo rural.
De hecho, el Valle de Hermigua atesora en sus diferentes barrios y caseríos. Las primeras explotaciones de turismo rural de la Isla y multitud de nuevas viviendas vacacionales. Lo que facilita el acomodo de los visitantes en un entorno tranquilo y acogedor.
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