El ciclo vital de la pareja, como modelo de organización socio-afectiva, puede desembocar o no en un proyecto de futuro Vivir en pareja
Vivir en pareja
Se abre un campo no carente de dificultades. La psicología está de acuerdo en algo básico: la convivencia es más fácil si, además de tener afectos sexuales, se generan apego, amistad y compromiso.
Aunque no existe una receta para el éxito, López-Sánchez da un cóctel: una personalidad apropiada, equilibrada, confiada y con capacidad para la intimidad; saber querer y ser querido -cuidar y ser cuidado-; ser igualitario y respetuoso con el otro; compartir buenos momentos; apoyar al otro/a; tener capacidad de establecer compromisos; tener una vida amorosa rica; compartir proyectos de vida, etc. “Y todo siendo una naranja entera, nada de media naranja dependiente o sometida al otro”, sentencia. Entonces, ¿una pareja “para toda la vida” es una batalla perdida? Para la psicóloga Victoria Ferrer, el amor cambia con el tiempo, pero eso no implica necesariamente que tengamos que llegar al desamor: “El amor atraviesa diferentes fases, pero no es inevitable que se acabe”. El catedrático salmantino lo tiene claro: “Somos personas para el contacto y la vinculación. Las relaciones de pareja no son obligatorias, pero si se encuentra la persona apropiada son una buena alternativa. Encontrarla y vivirla no es perder el tiempo, sino vivir intensamente la vida”. Ya sea en verano, o en otoño.
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