Las amenazas de melancolía, tristeza y oscuridad asociadas con el otoño tienen un remedio: el clima ideal de las Islas Canarias, con sus interminables horas de sol. Cuando las casas se cierran para protegerse de las lluvias y el frío, en el archipiélago el aire libre ayuda a la revitalización
Cuando el otoño reduce las horas de sol y en buena parte de la Europa continental comienzan a cerrarse las casas de puertas hacia adentro, preparándose para el frío, las lluvias y las nevadas, las Islas Canarias resplandecen y se abren para acoger a los que escapan del jersey, a quienes quieren prolongar las agradables sensaciones del verano que dejan atrás.
El clima canario, con sus temperaturas suavemente cálidas todo el año y su mayor cantidad de horas de Sol que en otro lugar de Europa, favorece la vida al aire libre porque el ambiente y el agua siguen estando templados y la naturaleza florece en todo sitio. Estos son los factores que hacen que el archipiélago tenga el mejor clima del mundo. Sobre todo para prevenir esos días de septiembre, octubre, donde acecha la languidez y los días destemplados y ensombrecidos amenazan con agotar el espíritu.
Tiempo de otoño
Cada una de las siete islas Canarias es distinta, por su orografía, su situación, su tamaño y su constitución. Cada una ofrece atractivos y condiciones diferentes. Pero todas tienen en común ese ambiente estable favorecido por dos factores principales. Por un lado los vientos alisios: el archipiélago está todo el año bajo la influencia intensa y constante de estos vientos, que soplan de norte a sur, desde las zonas templadas hasta las tropicales. Los llamados alisios inferiores soplan entre el nivel del mar y los 1.500 metros de altitud y aportan frescor y humedad a las islas, de manera que equilibran cualquier atisbo de calor desmedido que el clima puede potenciar por la situación tropical de las islas.
Por otro lado, la llamada Corriente Fría de Canarias, un ramal de la gran Corriente del Golfo, es el factor que determina la estabilidad atmosférica que reina en las islas. Por la acción de los vientos alisios, que facilitan el afloramiento de las aguas profundas, esta corriente es más fría de lo que corresponde a esas latitudes, de modo que enfría el aire húmedo del océano y evita que se evapore para formar nubes. El resultado es evidente: las escasas lluvias que caen sobre las islas contrastan con las innumerables horas de sol garantizadas. Según la Agencia Estatal de Meteorología, las islas Canarias registraron una temperatura media de 19,8ºC en los otoños de 2013 y 2014, con mínimas que no bajaron de los 15ºC y máximas que no superaron los 24ºC. El clima ideal.
Aire libre y revitalización
Las islas Canarias en otoño son sinónimo de libertad de acción. Mientras que en otros lugares las hojas de los árboles amarillean y junto al viento fresco presagian horas de recogimiento obligado, en el archipiélago es factible hacer todo lo soñado; no hay factor climático que lo impida. Es posible programar excursiones por senderos, realizar escaladas, tomar el sol…Pero también se puede salir en kayak o navegar sin peligro de mareas revoltosas y vientos molestos. Y planificar inmersiones durante octubre o noviembre en aguas tranquilas y cristalinas y sobre todo a temperaturas templadas que favorecen el placer de la observación submarina.
Un segundo factor también apunta a las Islas Canarias como el mejor lugar en el mundo durante el otoño: la revitalización. La vitamina D que produce en el organismo la luz solar, escasa durante los meses otoñales en otras latitudes, favorece enormemente a la revitalización del cuerpo. Y ayuda a producir endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”, sustancias que colaboran en las sensaciones de bienestar del cuerpo y con efectos positivos sobre algunas afecciones cutáneas. En consecuencia es el mejor sitio para prevenir el llamado síndrome afectivo estacional, conocido popularmente como depresión otoñal, que se manifiesta con tristeza, desinterés, irritabilidad y escasa comunicación.
Igual de beneficiosos son los baños en el mar y los paseos sobre la arena y las piedras volcánicas. Según estudios científicos, el agua marina posee 89 elementos presentes en el organismo humano que se pueden absorber a través de la piel para nutrirse, mejorar la salud y provocar un efecto relajante que ayuda a obtener el aspecto físico deseado. Las siete Islas Canarias son un buen lugar para volver a “cargar las pilas” y recuperar el brillo propio.
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