Tilos, viñátigos, laureles y tabaibas, una selva fascinante de troncos retorcidos cubiertos de musgo en Garajonay
Si La Gomera, por su parte, destaca por algo es por la inmensidad de su color verde. Y es que la singularidad geográfica y climática de las islas Canarias da pie a tesoros como el que aguarda en el centro de La Gomera: la laurisilva, un tipo de bosque tropical que predominaba en el planeta hace millones de años y que hoy es una auténtica reliquia del pasado.
El choque de los vientos alisios cargados de humedad con el abrupto relieve volcánico de la isla, repleto de espectaculares roques y acantilados, favorece la formación de densas nubes que alimentan el crecimiento de tilos, viñátigos, laureles y tabaibas, una selva fascinante de troncos retorcidos cubiertos de musgo sobre un sotobosque atestado de helechos y hongos que crean una atmósfera mágica para el caminante y un entorno ideal para rapaces como el gavilán o para las palomas turqué y rabiche, endémicas de Canarias.
Las áreas recreativas de La Laguna Grande, Las Creces y Chorros de Epina, .situadas a lo largo de la carretera GM-2, y la de El Cedro, en la GM-1, .son los principales núcleos de distribución de los senderistas para las 18 rutas de distinta longitud. y dificultad que propone el parque.
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